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viernes, 24 de julio de 2015

Somos hijos de Dios



En el libro de Juan se hace bienvenida triunfal al verbo, el cual se hizo carne y habitó en medio nuestro.Un elemento característico del libro de Juan en el nuevo testamento fue la siguiente: 

"Pero las cosas que aquí se dicen se escribieron para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que así, por medio de su poder reciban la vida eterna". (Juan 20:31). 


Entiendo que nuestra vida como creyentes se basa en la fe. Aquello en lo que creemos se ve reflejado en nuestras acciones, la forma que reaccionamos, nos conducimos y la manera en que proyectamos a otros nuestras ideas. Esto es algo fundamental para nuestro desempeño y contribución a nuestro entorno y en el intercambio que se genera en el ambiente familiar, comunitario, eclesiástico, entre otros. ¿Verdaderamente crees que eres un hijo de Dios y te sientes parte de su vida?


La manera de Dios demostrar su gran amor por la humanidad fue como la que describe Juan 3:16


"Dios amó tanto a la gente de este mundo, que me entregó a mí, que soy su único Hijo, para que todo el que crea en mí no muera, sino que tenga vida eterna".


La mayor bendición no se encuentra en los bienes que podamos poseer, comprar o adquirir, sino en la magnífica sensación que produce ser aceptado y transformado. Generalmente en las relaciones suele desarrollarse una incapacidad en el ser humano para entenderse y comprenderse sin la necesidad de solicitar cambios. La actitud que adoptamos cuando una persona realiza comentarios o nos señala es de total indignación en su mayoría. Luego, accedemos a escuchar y prestamos oídos a las explicaciones de las personas sobre nuestras cualidades. En ocasiones esto es necesario durante un debido proceso de quien nos ama y quiere lo mejor para nosotros, sin embargo en otro momento es la respuesta a un sentido egoísta y de poca tolerancia hacia nuestra humanidad. Lo importante de todo es evaluar si la razón principal de corresponder a las demandas no recae únicamente en la necesidad de ser reconocidos y valorados. 


Dato curioso es el siguiente y quiero explicarte cómo comenzó la relación entre Dios y el hombre:


"El verdadero amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo, para que nosotros fuéramos perdonados por medio de su sacrificio". 1 Juan 4:10


Para ser llamado su hijo no te requirió, ni demandó una forma de ser especial, de hecho la palabra señala que "Dios eligió a los que, desde el punto de vista humano, son débiles, despreciables y de poca importancia, para que los que se creen muy importantes se den cuenta de que en realidad no lo son" . Su gran comisión fue morir para producir en ti el gozo de la salvación. Te invito a que hoy te sientes a la mesa, recuerda tu posición como hijo y como tal heredero y coheredero con Cristo. Su regalo sobrepasa el entendimiento humano pero es REAL!

Sostén tu vida de la palabra de Dios y recibe la promesa de nuestro Padre desde el momento en que lo recibistes en tu corazón!

Bendiciones, un abrazo!