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domingo, 26 de julio de 2015

El hijo menor

Puedes reconocer la escena, cerrar tus ojos y hacer una película en tu mente de lo que sucedió. Un día según relata Lucas 15:11-24 un hijo (el menor) le pide a su padre la parte de sus bienes que le correspondía y días después, se fue lejos a una provincia apartada. Mientras estuvo lejos de su casa desperdició sus bienes, lo malgastó todo. Luego sobrevino escasez en aquel lugar y comenzó a tener necesidad. Cuando ya no tenía nada, se apegó a un ciudadano acomodado economicamente.

Mattew Henry en su comentario bíblico expone que el termino "apegó" es el mismo utilizado en Genesis 2:24 "y se unirá" por lo tanto indica que no se soltó de aquel hombre hasta que le ofreciese algún trabajo.

Este joven fue enviado a apacentar cerdos y aún cuando sentía hambre y deseos de comer de las algarrobas de los cerdos nadie le daba. El algarrobo era un alimento adecuado para los cerdos, pero no para los humanos, su fruto lo comían los más menesterosos. Es importante para mí señalarte que el joven perdió todo, pero en el momento en que sintió hambre, que su estómago no resistía entonces "volvió en sí". Estoy segura que fue convencido de su condición de vida. Juan 16:8 señala lo siguiente sobre el Espíritu Santo:



Una vez el joven tomó la decision dice la palabra: "Y levantándose, marchó hacia su padre". El deseo de Dios es que sus hijos, una vez tengan necesidad no duden en acercarse a él. Nadie podrá sacear el hambre que produce el cansancio por caminar fuera de su cobertura. Dios siempre mostrará compasión aunque lo hayas dejado o te hayas apartado de su camino. La actitud del joven cuando llego a su padre fue esencial: "Y el hijo le dijo: Padre he pecado contra el cielo y contra ti, no merezco que se me llame tu hijo" (v 21). Dios jamás deseará que te rebajes de la forma en que el mundo opera, no causará en ti una verguenza sobre tu condición, no te culpará, ni amenazará, sin embargo David decía:

"El sacrificio que te agrada es un espíritu quebrantado; tu, oh Dios, no desprecías al corazón quebrantado y arrepentido". Salmos 51:17

Antes de que tú expreses arrepentimiento, Dios tendrá sus brazos abiertos para recibirte. Si de algo te vas a apegar, te recomiendo que sea de Jesucristo. El saciará tu hambre y tu sed. Su promesa te cubre en tu peor momento. El dijo en Juan 4:14 "pero el que beba del agua que yo doy nunca más tendrá sed. Porque esa agua es como un manantial del que brota vida eterna".Hoy el te llama, solo abre tu corazón y recíbelo.


Bendiciones, un abrazo

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